DEFINICIÓN DE VIOLENCIA ESCOLAR
La violencia contempla los actos
que se ejercen con la intención de lograr una cosa a través del uso de la
fuerza. La conducta violenta, por lo tanto, busca dañar física o mentalmente a
otra persona para someterla.
Cada año más de 1.6 millones de
personas pierden la vida y muchas más sufren lesiones no mortales como
resultado de la violencia autoinfligida, interpersonal o colectiva.1 La
violencia es una de las principales causas de muerte en todo el mundo para la
población de 15 a 44 años de edad (Informe mundial sobre la violencia y la
salud, de la Organización Mundial de la Salud de 2002).
Desde muy temprano los niños
aprenden que la violencia es una forma eficaz para “resolver” conflictos
interpersonales, especialmente si la han padecido dentro del hogar, ya sea como
víctimas o como testigos. La violencia se transforma paulatinamente en el modo
habitual de expresar los distintos estados emocionales, tales como enojo,
frustración o miedo; situación que no se constriñe exclusivamente al seno
familiar, sino que invariablemente se verá reflejada en la interacción de cada
uno de los miembros de la familia con la sociedad
Existen distintos tipos de
violencia, como la violencia familiar y la violencia de género. En el caso de
la violencia escolar, está dada por la conducta que se desarrolla en el seno de
una escuela.
La violencia escolar puede
desarrollarse dentro de la escuela (en un aula, un pasillo, un patio, etc.) o
en otros sitios que están vinculados a ella. Sus víctimas pueden ser
estudiantes, docentes, trabajadores de la escuela o familiares de los alumnos.
El ámbito escolar se refiere a
las relaciones que se establecen en los espacios académicos, entre docentes,
prefectos, prefectas, personal administrativo y/o directivo hacia estudiantes o
de estudiantes a estas figuras y de estudiantes a estudiantes.
En la actualidad la violencia ha
invadido las escuelas y cada día es mayor el acoso y/u hostigamiento escolar en
todos los niveles educativos
Los resultados muestran que el
comportamiento del maltrato presenta una característica particular: es cíclica
entre los alumnos, en donde la víctima goza de periodos de aparente
tranquilidad, y que las y los agresores dirigen sus acciones de intimidación a
otra u otro alumno.
Pese a ello, la violencia en este
ámbito ha sido oculta debido a que devela, en términos generales, una mala
imagen de la institución escolar, sin embargo, los índices de ésta son muy
elevados. Entre las situaciones más comunes donde se expresa o vive la violencia
en la escuela, está la violencia entre pares, seguida de la ejercida por los
profesores que se observa a través de la discriminación por situaciones de
pobreza en la que las y los docentes emiten expresiones descalificadoras,
burlas e inclusive hasta la prohibición del ingreso a la escuela. El acoso y
hostigamiento se encuentran vinculados a la promoción de grado o a las
calificaciones. La violencia psicológica es ejercida por maestras/os cuando los
estudiantes presentan incumplimiento a las tareas o actividades de las clases o
a determinadas conductas dentro del salón.
Estudios realizados por Valadez y
González señalan que la mayor parte de las manifestaciones de violencia son
jaloneos, pellizcos, golpes, coscorrones, aventar objetos, rayar o pintar el
cuerpo, poner el pie para que se tropiece, no dejar sentar en la banca,
cachetadas, aventarles el balón a las mujeres y darles nalgadas. (Valadez y
González, 2007)
Es muy usual también los
insultos, las burlas, las críticas, el poner apodos, mandar recados escritos o
por celular obscenos y/o de connotación sexual como palabras altisonantes,
también se presentan las injurias, las calumnias, discriminar, marginar,
criticar, chantajear.
Valadez y González (2007) señalan
que en la escuela también se vive violencia a la propiedad y se manifiesta a
través del robo de dinero y de celulares, quitar lo que compran para comer,
plumas, lápices, cuadernos, rayar o maltratar los trabajos y hasta la
extorsión.
Respecto a la violencia sexual se
pueden ubicar los besos “robados” que en inicio son dirigidos en las mejillas
con la intención de besar en la boca, jalar la ropa interior, tocamientos,
frotamientos, manoseo, palmadas, roces, mostrar imágenes pornográficas, “bajar
por los chescos” que implica agarrar la cabeza y obligar a agacharse y
acercarse a que toquen con la cara los genitales del otro” (Valadez y González,
2007, Prieto, 2005, Savedra, Villalta y Muñoz, 2007, et. al.)
En los últimos años, México ha
considerado prioritario prevenir y combatir el maltrato y el abuso de los
menores, así como las situaciones personales y sociales adversas que generan
estos fenómenos. La participación de docentes, padres de familia e
investigadores ha sido fundamental para que sociedad y gobierno refuercen la
voluntad de erradicar toda forma de violencia de la vida de las niñas, niños y
adolescentes. Suprimir la violencia y prevenir el delito requiere de una
estrategia integral en la que se vean involucrados sociedad y gobierno; es
necesario coordinar acciones, con la participación de familias, docentes, organizaciones
de la sociedad civil y, por supuesto, instituciones gubernamentales, para
lograr que las escuelas de educación básica y sus entornos se conformen como
espacios seguros, libres de violencia y de delincuencia donde la comunidad
educativa sea un factor coadyuvante para la regeneración del tejido social, en
el marco de la cultura de la legalidad.
Estrategias para prevenir la violencia en las escuelas
Lo principal con respecto a este
tema, como dijimos anteriormente, es la prevención, y para ello hay que tomar
acciones desde las salas más pequeñas del jardín de infantes y aunar criterios
entre los distintos niveles, incluido el secundario. Por ejemplo:
1. Actuar
en conjunto.
2. Respetar
el derecho de todos.
3. Posibilitar
diferentes espacios de expresión.
4. Promover
la no discriminación bajo ningún motivo (color de piel, ojos, religión, etc.).
5. Actuar
con afecto.
Además, el docente debe ser el
ejemplo ante todos los niños, contenerlos y ser generador de ejemplos y transmisor
de ideales y valores.
En los recreos, la mirada atenta
de cada docente deberá ser sentida por todos los niños, y además, permitirá
intervenir de inmediato ante el comienzo de una acción agresiva de un compañero
hacia otro.
Podríamos decir entonces que para
evitar la violencia dentro de la escuela se debe trabajar conjuntamente y crear
entre todos, adultos y niños, un ambiente sano, en el cual prevalezca el
respeto, la libertad, la posibilidad de expresarse sin miedos y el afecto.
PROFESOR: EDGAR S. PLAYAS
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